sábado, febrero 18, 2006

EL REMANSO DE LOS HUMEDALES

Varias jornadas tardaron en llegar al Remanso de los Humedales, donde nacen los siete ríos. Durante horas lo recorrieron y pudieron ver a lo lejos la roca sagrada donde Quelima reposa los últimos días del verano.

Zesmil le había hablado de ella. Antes, cuando el tiempo era joven, la diosa permanecía más tiempo con los hombres. Allí, en aquel lugar, enseñó a las mujeres a tejer los chinchorros y a los hombres a manejar la cerbatana.

Cuando pudieron defenderse del puma y de curiyú, la serpiente, y ya surcaban veloces las aguas sobre sus cayucos, Quelima se despidió de ellos y encargó de su cuidado a los Cayetés, los hijos de la luz.

"Sólo con ellos hablaré y sólo a ellos escucharé", les dijo, cuando les anunció que la Segunda Era estaba por comenzar y que tan sólo contaban con sus fuerzas para seguir adelante.

Muchas cosas sucedieron de allí en adelante. Después de la gran inundación, los hombres se separaron y se dividieron en naciones. La muerte arrinconó la vida y el odio ahogó la fraternidad.

Urubú, el Señor de la Oscuridad, reinó entre los Ajenos, y los condujo por serranías y valles sembrando el terror y la desesperanza, extendiendo los dominios de Yagumani, la Impenetrable.

La tristeza de los dioses fue muy grande, pero nada podían hacer; el destino de cada hombre estaba en manos del Añoso, el dueño del tiempo.

Huyendo de Urubú, el pueblo de Zesmil abandonó los fértiles valles de Zumay y se adentró en las profundidades de la selva.

Guiados por Abira, el conductor de los Vientos, llegaron a la Tierra de los Marjales, hogar del Río de la Fertilidad, y allí prosperaron como nación.

Cuando Urubú los halló, muchos valientos murieron combatiéndolo, pero otros más le arrancaron frutos a la tierra arrasada por el enemigo.

lo recuerdo
padre
plantando el maíz
con su terquedad de siempre
aunque la desgracia nos acompañara
porque estábamos solos
abandonados
a la deriva

pero usted
estaba siempre allí
desafiante
orgulloso
recordándonos
no es la primera vez que nos pasa
no es la primera vez que vencemos

entonces
era como si mil manos nos levantaran
y confiados
presurosos
cogíamos las semillas
y las escondíamos en la tierra
mientras usted
padre
entonaba el canto ritual
alegrándonos el corazón

2 Comments:

Blogger Unknown said...

hello Marco....!!!

como siempre lindas letras, como siempre me das paz y felicidad.. eres como un angel q esta contacto con losmortales para ayudar a traves de tus letras a mitigar muchas tristezas...
y con tus escritos he encontardo mucha felicidad.
Marahaba ( Comorano)

5:23 p. m.  
Blogger Marco said...

tify:
Gracias por tus palabras. También con ellas me das mucha felicidad.

11:11 a. m.  

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